En estos últimos años, la cocina se ha convertido en el espacio más vivido y querido de la casa. De ser un lugar un tanto apartado y dedicado a momentos de trabajo intrascendentes, la cocina ha pasado a ser un espacio fundamental: polivalente y versátil, es el centro de reunión de familia y amigos.

A ello también han contribuido temporadas de programas de cocina de éxito, chefs en el candilero mediático y una revalorización del tiempo pasado entre las paredes domésticas; así, hoy la cocina es un espacio híbrido que se caracterizada por tener un doble alma, especialmente sorprendente y seductora si está realizada con superficies de cerámica.

Por un lado, las divisiones netas tienden a desaparecer en la configuración del diseño y el espacio cocina se integra en el salón, haciendo suyas las características de confort y relax. Por el otro, la cocina mantiene alto el nivel de atención en aras de una funcionalidad profunda y expresa su identidad de «laboratorio», lugar donde se requiere la máxima higiene y eficiencia.

En este contexto, los materiales de acabado cumplen una función importante en la definición del carácter estético del mobiliario. Y aquí la auténtica novedad son los materiales más avanzados, aquellos que conjugan investigación tecnológica, sostenibilidad y resultados formales. Como los productos de cerámica Laminam, extraordinario recurso matérico que habla el fascinante lenguaje de un futuro que se inspira en la naturaleza y en la historia de la tradición arquitectónica italiana.

Las superficies de cerámica Laminam evocan sugestiones estéticas procedentes del mundo de las piedras y de la madera, de los tejidos y de los intensos colores de los metales sometidos a los efectos de la intemperie. Pero también sustentan un universo de prestaciones de valor excepcional, sin traicionar la identidad verde de la empresa: son compactas, no porosas y, por lo tanto, impermeables, antimancha, inodoras, resistentes al calor y al hielo, a las dilataciones, al rayado y a las abrasiones profundas, a los rayos UV, a los productos químicos y, por último, son muy fáciles de limpiar con los detergentes comerciales habituales.

Realizados con materias primas naturales, los acabados Laminam se someten a un proceso de sinterización, con temperaturas superiores a 1200 °C, que les aporta propiedades bacteriostáticas. Ensayos de laboratorio acreditados han demostrado que pueden inhibir hasta en un 93 % la presencia de bacterias, hongos y moho en sus superficies sin que se requiera ninguna intervención adicional. Sus amplias dimensiones reducen al mínimo la presencia de juntas, un punto crítico en términos de higiene.

Así pues, las superficies cerámicas Laminam son perfectas como superficies de apoyo o de trabajo en la cocina y, gracias a sus cualidades intrínsecas, son las primeras del mundo en obtener la certificación «Solid Surfacing for Food Zone» para el contacto con alimentos otorgada por el prestigioso Nsf (American National Standard for Food Equipment).

Para aumentar las ya altas prestaciones de los acabados estándar, Laminam ha puesto a punto una serie de tratamientos bioactivos, que se pueden aplicar en gran parte de sus superficies en catálogo. Estos tratamientos reducen hasta en un 99,9 % la proliferación de bacterias, hongos y moho, permitiendo también la degradación de las sustancias contaminantes en el aire de interiores y exteriores (con liberación de oxígeno), facilitando así la limpieza cotidiana.

Gracias a la amplia gama de efectos matéricos y matices cromáticos, así como a la variedad de grosores, hoy, se puede desarrollar cualquier proyecto utilizando exclusivamente las superficies cerámicas Laminam. El resultado es el «Laminam Effect», una nueva concepción del diseño que permite crear ambientes personalizados y exclusivos, donde la elegancia de las soluciones se integra con un alto nivel de seguridad y calidad tecnológica para diseñar la cocina del futuro.